Un tipo no pudo resistir más y se encamó con una mina que lo tenía enloquecido y además le daba bola. Arrancaron para la casa de ella y le dieron duro y parejo. Tanto fue la cosa que después del acto sexual cayó dormido y se despertaron como a las 8 de la noche. Se vistió lo más rápido que pudo y yendo para su casa, paró en la Rambla, bajó a la playa y se ensució los zapatos con arena.
Al llegar su esposa lo esperaba con mala cara.
- ¿Se puede saber donde estabas?
- Si. Estaba en la casa de una mina divina que me espera contenta para hacernos el amor desenfrenadamente.
- ¡Hijo de puta! ¡Otra vez te quedaste jugando al fútbol en la playa!
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