La idea de la FIFA de hacer los mundiales en lugares exóticos es con el propósito de difundir el fútbol por los más recónditos lugares del planeta (y así vender más publicidad). Por esta razón es que este mundial se realiza en Sudáfrica. Pero es claro que los nativos saben muy poquito del juego de la pelota redonda. Un par de ejemplos valen para demostrarlo:
¡Cuando tocan los himnos se callan la boca! Todos en Sudamérica sabemos que lo que hay que hacer es mucho ruido, silbidos y estruendo cuando se toca cualquier himno, incluso el propio.
Al terminar el partido con Uruguay unos sudafricanos nos dicen: "Nos ganaron por poco, un 2 a 1 no es tan mal resultado". Con la euforia del momento y la amabilidad que nos ha caracterizado siempre les dijimos:" Pero, están alucinando por soplar todo el día las cornetitas esas; marcharon 3 a 0 y a llorar al cuartito ("let´s go to cry to the little room", específicamente en inglés del Anglo (frigorífico de Fray Bentos)". " Pero, pero… nosotros vimos que el rubio Forlán metió 2 goles para ustedes y el morocho Pereira que obviamente es nuestro, descontó casi al final con un gol de rodilla…" Y se fueron muy contentos tocando la vuvuzela. (Secuelas del apartheid, seguramente).
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