Un amigo mío, directivo de una empresa (me reservo el nombre), tenía que elegir a su secretaria personal dentro de las tres secretarias del Consejo que tenía. Como el currículum y desempeño era muy parejo se le ocurrió una manera transgresora de definir: un viernes dejó $10.000 como al descuido sobre el escriotorio de cada una y esperó hasta el lunes.
El lunes, la primera en llegar lo esperó con el sobre con los $10.000 y le dijo que había encontrado ese dinero sobre el escritorio, que no entendía la procedencia ni el motivo y que era honesta y lo devolvía.
Al rato apareció la otra secretaria con un sobre con $25.000 y le dijo que había encontrado $10.000 sobre su escritorio, que supuso que eran de él, que en el fin de semana invirtió en la Bolsa y que tuvo suerte y que acá estaban las ganancias.
Un rato después apareció la última secretaria con un sobre con $30.000. Le dijo que también había encontrado $10.000 en su escritorio, que a ella le gustaba mucho la ruleta, que fue al Casino y que tuvo tanta suerte que ganó $60.000 y que le correspondía la mitad a su Jefe.
Luego de ver estas respuestas mi amigo definió rapidamente a quien le correspondía el cargo.
Eligió a la más tetona.
De el ACERVO POPULAR (ergo: de dominio público, pues su autor murió hace 50.000 años)
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