El otro día iba por la 9 para Valizas. Ni bien pasé Rocha, un par de quilómetros para adelante, veo que en el medio de la ruta había un tipo todo vestido de blanco. Le hice seña con las luces y nada. Le toqué bocina y el loco no se apartaba. Empecé a frenar y el tipo se movía, como bailando. Frené a escasos metros del tipo, vestido con un equipo de raso blanco y siento que me dice:
- Hola. Soy el trolo de blanco. ¿Y vos cómo te llamás?
- ¡Enfermo de la cabeza! ¿No viste que casi te mato? ¡Andá a cagar a la arena, nabo!
Seguí por la ruta 9 calentándome por lo que casi había pasado cuando veo a otro tipo, todo de rosado, que se movía en círculos en el medio de la ruta. Me prendí a la bocina y nada. Le frené a dos metros y bajé la ventanilla y le digo:
- ¿Qué hacés, animal?!
- Soy el trolito de rosado. Feliz día del amigo para vos, mi amor!
- ¡Nabo de mierda! ¡Tendría que haberte pasado por arriba! ¡Andá a hacerte ver!
Me hervía la sangre. No podía creer que hubieran imbéciles tan grandes.
Unos quilómetros más adelante veo en el medio de la ruta otro tipo todo de gris que me hacía señas saludando con su brazo.
A ese le frené a medio metro. Con los ojos inyectados de sangre bajé la ventanilla y le grité con todas mis fuerzas:
- ¿Y vos, putazo de gris, se puede saber que mierda querés?
- Y ... en principio la libreta de conducir y la libreta de propiedad del vehículo.
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