Extraído de los anales de Chan Gon, cerdote Shao Lin de la casta de los monjes polutos.
Mi Maestro de Kung Fú solía ilustrarnos acerca de la utilidad del mosquito para aprender a ser pacientes, en nuestros ejercicios matinales soltaba tres o cuatro mosquitos en las salas con paredes de papel de arroz a la hora de las meditaciones Zen, el anciano sostenía que la capacidad de soportar su zumbido era directamente proporcional a la paciencia que crecía en nuestro interior. Un buen día nuestro condiscípulo Chu Pón esperó a la hora de las meditaciones del maestro y soltó uno solo de ellos en el cuarto privado con paredes de papel de arroz donde el maestro meditaba, al escuchar el zumbido el maestro se puso tenso, notamos que se ponía alerta, repentinamente movió su mano sin abrir los ojos y aplastó al insecto de manera instantánea a lo que todos gritamos
-"MAESTRO, Y LA PACIENCIA?".
El venerable anciano se dió vuelta, nos miró con aire de suficiencia y nos dijo:
-"un guerrero Shao Lin debe aprender a escuchar su entorno y cumplir sus deseos, no me van a decir que no escucharon como ese animalito rogaba por ir a reunirse con sus antepasados"...
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