martes, 9 de junio de 2009

CRÓNICA POLICIAL

por Jorge Avellanas

Triste epílogo tuvo una amistad que superó los 170 años. Sucedió en el apartado barrio de Uruguay cuando la ya cientoseptuagenaria asociación conocida por las siglas de P.B. (Partido Bermellón) quería retornar a su antigua morada, sita en la calle Suárez y Reyes de nuestra capital. Necesitaban para eso la particular presencia de unos 700.000 votos. Pero dichos elementos habían sido dejados a la vista de unos malvivientes que, mediante el uso de instrumentos apropiados y valiéndose del consabido ardid de "Dejá que te los cuido" despojaron de los mencionados votos a su anterior propietario. De nada valieron súplicas ni reclamos: los amigos de lo ajeno habían consumado su preferida estafa, esto es, hacerse de dichos votos para su uso propio. Los diferentes integrantes de la asociación bermellona quisieron realizar la denuncia respectiva en la seccional barrial pero no se pusieron de acuerdo, lo cual despertó las sospechas del magistrado de turno. Cada uno pretendía que recayeran las responsabilidades en su otro pretendido amigo. Desfilaron frente a la sede judicial los responsables y declarados dueños de los votos José Amoelorín, digno HdeP (Hombre de Palabra); el buen hijo Pedro Bordaybarre y el casi profesor Luis Hojalata, quienes acompañados de su defensor legal realizaron el reclamo que fue caratulado como "Pérdida de votos con destino incierto". A todo ésto los cacos pertenecientes a la otrora amiga asociación de los bermellones, el Partido Pálido, habían abandonado rapidamente las inmediaciones del lugar en un birodado con el evidente fin de escapar del cerco policial que se cerraba sobre ellos y poder disfrutar de su botín. Pero no estaba todo dispuesto para que los delincuentes hicieran la suya. Como era de esperar no supieron retener los votos malamente apropiados ni tan siquiera los propios, lo cual fue aprovechado por una tercera asociación conocida en el ambiente como Fondo Angosto quienes redujeron, mediante amenazas de aplicarles una severa golpiza, a los pálidos Lalagaña y Lavenida hurtándoles los ya hurtados votos. Tomará cartas en el asunto la Justicia Electoral.

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