Valizas no podía estar fuera de la ola de incendios que sacudió la Capital. Claro que en Valizas no hay Shopping de Punta Carretas, ni Terminal de Tres Cruces, ni Mac Donald's ni siquiera una mísera fábrica de chirimbolos de arbolitos de Navidad.
Pero tenemos el Cerro de la Buena Vista. Y allí llegó el fuego y tras él catorce dotaciones del Cuartelillo de Bomberos de Valizas, dos autobombas, tres escaleras mecánicas, un camión tanque y dos mangueras de jardín. Los abnegados soldados del fuego trabajaron ininterrumpidamente durante tres horas, sin desmayos ni retiradas. El pueblo valicero observaba a prudente distancia el macabro espectáculo ígneo. Nadie podía asegurar el final de la odisea. Todos, público y bomberos, tensos desde el principio de la jornada. Hasta que transcurridas esas tres horas se escucha la voz fuerte, estertórea, habituada al mando de la tropa, del sargento de Bomberos Elacindo Corujo: "Está pronto el lechón; y el que no se arrima se queda abajo 'e la mesa, carajo!"Afortunadamente este hecho no afectó el correcto flujo del turismo local.
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