por el Tordo (con el respeto que El Pulga se merece)
"Ya no entiendo más nada" dijo la Rubia 'e mi mujer lotro día cuando sestábamo sescuchando lo noticiario nacional del mismísimo país nuestro de acá. ¿Será que "cambia todo cambia" como cantaba a la perfeción la negra Mercedes Sosa? Porque que lo senadore si diputado de los partidos pálido y bermellón se juntaran en un solo voto favorable a la ley dimpunidá estaba visto y se sabía. Pero que los mismísimo fondoangostista le dieran lo sargumento a lo sotro me pareció al menos raro. Y pa' pasar lista hay que empezar por el principio. Se recordamo como se votó la dichosa ley dimpunidá; quiene sacían fuerza sinconmensurable pa' que no se levantara el pesadísimo velo de la verdá y por tanto no se llegara a la justicia terrenal, de acá en la Tierra nomá. Ahora mismo lo protagonista de entonce dicen que habían cosas que desconocían y que los habían corrido a ponchazo. También se recordamo como fue la primer consulta: había que votar verde o amarillo y ganó el amarillo. También sabemo que entonce, pa' que ganara limpunidá no se jugó limpio en ningún momento: no se hicieron fraude (ques peranza!) pero no se jugó limpio tampoco. Mucho despué se vinimo a consultar otra vez de nuevo pero solo se preguntaba los que querían anularla. Todos los demá no opinaban; casi la mitá se pedimo de tirar la ley caduca y algo más de la mitá no dijeron ni pio. No te puedo afirmar que la mayoría del pueblo (ahora sí se acuerdan de él) pidió que la dejaran quietita a la ley porque pa' eso no había opción. Los que queríamo sacarla no llegamo a la mitá de todos y perdimo. Pero se mi ocurre que igual y todo hay cosa que no se discuten, ¿'ta?. A nadie se le ocurriría poner a consulta popular si la esclavitú 'ta bien o mal en Nueva Orleans en 1800, si los que tienen derecho sumano en Francia o Alemania son solo lo francese si alemane porque seguramente se perderíamo ('tate seguro) ni a nadie se le ocurrió meter en referendu el fallo del Nüremberg en lalemania que salía del nazismo nel 45. Lo derecho sumano no se negocian, y los que lo satropellan se castigan porque sinó dejás la idea que eso se puede volver a hacer. "Nunca más" dijo la Rubia 'e mi mujer y me apretaba lo granito en lespalda.
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