viernes, 5 de marzo de 2010
Cuadernos de Bitácora desde Venezuela (3ª)
por M. Gurméndez (alguno de los tres)
Pero no solo contraPIS encontramos en Venezuela. Nuestra noble profesión nos allanó el camino del entendimiento. Cuando las autoridades gubernamentales venezolanas comprobaron que estábamos en su tierra rápidamente se pusieron en contacto para allanarnos el camino, ayudarnos en el periplo y cambiarnos dólares. Grande fue la sorpresa cuando, desprovisto de custodia y por fuera de todo protocolo, el mismísimo Chavez del Ocho nos encontró en lo que fue nuestra sede del Caribe (playa Cochaima, del pueblo de Santa Fé en el Estado de Sucre; ¿que más querés?, ¿latitud y longitud?); nos encontró, decíamos, y nos obsequió una de sus camisetas (franelas, al decir de allá) que lucimos gustosos como que fuera la única que tuviéramos. De hecho fue la única pues en reciprocidad le regalamos nuestra camiseta celeste con la bandera de Uruguay en su espalda y que por diferencias de tamaño le quedó como una linda gargantilla. Son algunas de las diferencias que tuvimos.
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