Monseñor Nitocás Tucoño nos alcanza un ejemplo más de su catequesis
Abraham llevó a su hijo al desierto. Lo ató a un árbol y comenzó a hacer una fogata debajo de sus pies. De las alturas una voz retumbó grave y enojada:
- "¡Abraham! ¡Abraham! ¿Qué haces?"
- Señor, estoy sacrificando a mi hijo conforme a tu voluntad.
- "No Abraham. Yo solo estaba midiendo tu fe!"
- Oh Señor!
- "¡Suelta a tu hijo ya!"
Abraham soltó al niño y el gurí salió corriendo.
Mientras el chiquilín corría, su padre, Abraham, lo llamaba:
- Ven, Hijo. El Señor te ha liberado.
El niño paró de correr bien lejos y desde allí le gritó:
- ¡El Señor las pelotas!. Si no fuera ventrílocuo ya estaría en el CENAQUE
jueves, 11 de noviembre de 2010
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